Moody’s, la agencia de calificación crediticia, ha elevado la nota de la deuda de Nicaragua a “B2” desde “B3”, manteniéndola en territorio especulativo.
Esta decisión se ha tomado ante los cambios positivos que se han registrado en la economía del país centroamericano y su impacto en el balance de pagos y cuentas fiscales.
La perspectiva de la nota se ha mantenido estable.
Moody’s ha explicado que “la calificación B2 contempla, por un lado, crecimiento económico fuerte, una estrecha relación con el Fondo Monetario Internacional, bajos déficits fiscales y razones de deuda estables”.
Asimismo, ha indicado que “dados los graduales cambios positivos pero continuos en la economía de Nicaragua, es más manejable el impacto de un menor apoyo de Venezuela en un escenario extremo para el balance de pagos y las cuentas fiscales de Nicaragua”.
La agencia de calificación ha señalado que el déficit de cuenta corriente del país centroamericano ha promediado un 10% del Producto Interno Bruto (PIB) durante los últimos cinco años y ha atribuido esto a las importaciones de barriles de petróleo, en su mayoría provenientes de Venezuela mediante el acuerdo Petrocaribe.
Este acuerdo es uno de varios pactos petroleros que se han establecido entre Venezuela y otros países de América Latina y del Caribe que permiten a los miembros comprar barriles de petróleo a precios de mercado gracias a diversas condiciones favorables de pago a largo plazo.
La agencia de calificación crediticia ha señalado que la caída en los precios del petróleo ha favorecido a la reducción del déficit de cuenta corriente de Nicaragua, lo que significa que necesita menos financiamiento externo.