HSBC ha señalado en su más reciente informe que a pesar de que Venezuela ha cumplido con sus compromisos de pago, la merma en los activos externos y las deudas que mantiene en divisas preocupan a los tenedores de bonos.
La entidad financiera ha indicado que “si se excluye la deuda con China, Venezuela debe pagar 16.000 millones de dólares (14.771 millones de euros) en 2016, una cifra superior a sus reservas internacionales”.
HSBC ha advertido a los inversionistas sobre la “posibilidad” de que el pago del Gobierno de Venezuela sea proporcional a su “voluntad” de pago y ha recordado que el país debe cancelar un servicio de deuda (intereses) de 6.200 millones de dólares (5.653 millones de euros) antes de las elecciones parlamentarias previstas para el próximo 6 de diciembre.
Por otro lado, HSBC señala en su informe que aparte de la incertidumbre que se está creando alrededor de este pago, considera que la gestión del Presidente Nicolás Maduro ha calculado los pasos para asegurar que no se produzca un evento crediticio antes de esta fecha.
En este sentido, es más importante la amortización del bono de la República 2016 por 1.500 millones de dólares (1.367 millones de euros), que vence el 26 de febrero de 2016. Para esa fecha, “los recursos del gobierno estarán mermados y si la situación política del gobierno es precaria después del evento electoral un default no puede ser descartado”.
HSBC también ha señalado que una recuperación de los precios de los bonos venezolanos solo sería posible “si el precio del petróleo rebota o si se lleva a cabo un duro ajuste económico”.
Sin embargo, la dinámica de la oferta no parece apoyarse en un “inminente rebote de los precios del crudo, lo que coloca una carga mucho más grande en el gobierno para actuar y contener la agitación económica”.
En concreto, HSBC hace referencia a la depresión de la economía afectada por la inflación de tres dígitos, el debilitamiento de las reservas internacionales y la complejidad de la tasa cambiaria.