Bank of America, el mayor prestamista de Estados Unidos, que debido a sus responsabilidades legales, ha sufrido caídas del 59 por ciento en el último año. Con el precio de su acción llegando a operar por debajo de la cota psicológica de los cinco dólares, nivel por el que muchos inversores tachan a un valor de penny stock, la entidad financiera jugará un papel importante en la evolución del S&P 500 en 2012.
Según los analistas de Morgan Stanley, un 14,1 por ciento de las previsiones de benefico del S&P 500 dependerán de cómo se comporte el banco a lo largo del año.
Este peso dentro del selectivo más amplio a este lado del Atlántico se debe a que el banco norteamericano debería ver cómo su beneficio debería pasar de unas pérdidas de 2.500 millones de dólares a un balance positivo de 10.000 millones de dólares este año. En general, el sector financiero, (donde se incluye General Electric) supondrá un 26,3 por ciento de lo que ocurra con los beneficios del S&P 500 en 2012.
Sin embargo, sorprende el peso de Bank of America frente a otras entidades como Goldman Sachs, cuya influencia supondrá hasta un 4,5 por ciento, o JP Morgan, cuya evolución influenciará alrededor de un 1,5 por ciento. Curiosamente, Apple se sitúa como la segunda mayor compañía fuera del sector financiero en marcar la trayectoria del S&P 500, ya que su previsión de beneficios este año supondrá un 5,3 por ciento de la evolución del indicador.
Precisamente, ayer, los expertos de Morgan Stanley calificaron al consenso del mercado de «demasiado optimista» y apuntaron que el S&P 500 podría terminar este año en los 1.167 puntos, un nivel bastante mediocre que supondría un una caída del 7 por ciento si tenemos en cuenta la cota que alcanza a día de hoy el indicador.